martes, 3 de mayo de 2011

Diario de Teruel

Teruel espera a convertirse en referente del desmantelamiento de aeronaves

Así se recicla un avión


EVA RON / Teruel


Teruel aspira a convertirse en un referente internacional del desmantelamiento y reciclaje de aeronaves, la actividad principal a la que se destinan las instalaciones el aeródromo-aeropuerto de Caudé.  Al concurso para la explotación de 80 hectáreas de campa y del hangar de mantenimiento se han presentado dos empresas, Tarmac Aerosave, filial de Airbus, y Grupo de Asesoría Eléctrica SL, cuyos planes de negocio se conocerán el próximo jueves, cuando, si todo avanza conforme a lo previsto, la mesa de contratación del Consorcio formado por Gobierno de Aragón y Ayuntamiento de Teruel abrirá los sobres que contienen su oferta técnica y económica para gestionar el aeródromo en los próximos 25 años.
A la espera de concretar los detalles concretos de la actividad, el operador que finalmente se instale se dedicará al estacionamiento, mantenimiento y reciclaje de aeronaves.

De la oferta de Grupo de Asesoría Eléctrica SL apenas nada se sabe, pero Tarmac Aerosave ya cuenta con una instalación dedicada a esta actividad en el aeropuerto francés de Tarbes-Lourdes-Pyrénées, que se autodefine como “única en el mundo”. Su funcionamiento puede servir de guía para describir las operaciones que, si todo marcha conforme a lo previsto, empezarán a desarrollarse el próximo año en el aeródromo de Caudé.

Esta compañía inició su andadura a finales de 2008 tras un proyecto piloto cofinanciado por la Comisión Europea (CE) en los dos años previos. Fruto de ese programa, se diseñó el proceso 3D (Descontaminación, Desmontaje y Deconstrucción) para la gestión integral de finalización de la vida útil de los aviones. El objetivo es la recuperación del 85% de los materiales que componen un avión (aluminio, equipos electrónicos o cables, entre otros), mediante métodos respetuosas con el medio ambiente.

Cuando un avión aterriza en Tarbes -o en Caudé en el futuro- para su almacenaje temporal hasta que vuelva a entrar en uso, o bien para su desmantelamiento si ya ha completado su vida útil es sometido en primer lugar a descontaminación. Todas las partes del aparato se limpian y se convierten en “inertes” para que las operaciones posteriores puedan ser realizadas en condiciones de seguridad tanto para el personal que las lleva a cabo como para el medio ambiente. Así, los depósitos de carburante se vacían por completo de queroseno y son desgasificados. Todos los fluidos (aceites de motor, líquidos de los sistemas hidráulicos o aguas residuales) se recogen para su tratamiento específico en función del tipo de residuos, al igual que los elementos con residuos peligrosos, como los extintores.

Tras esta fase, el propietario del avión puede optar por almacenarlo en las instalaciones, con sus componentes sellados y protegidos para que esté en perfecto estado si en el futuro vuelve a volar, o bien desguazarlo si ha agotado su vida útil.

En este último caso, se pasaría a la segunda etapa de trabajo, el desmontaje y extracción de los equipos conforme a la reglamentación aeronáutica y ambiental. Motores, trenes de aterrizaje, sistemas hidráulicos, acondicionadores de aire, aparatos de control de vuelo y otros materiales se extraen y se envían a talleres especializados para su preparación, de cara a su venta en el mercado de segunda mano para utilizarlos en aviones en funcionamiento.

La tercera etapa es la deconstrucción de la aeronave, separando los materiales reciclables -la mayor parte- de los que no lo son. El avión se trocea en varias secciones, con herramientas adaptadas a cada material.

Los distintos materiales se clasifican y se destinan a los procesos de tratamiento adecuados para cada uno de ellos. Aquellos que no son reutilizables se remiten a empresas autorizadas para su eliminación segura.

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