martes, 23 de noviembre de 2010

El Fogonero del Tren Pagador

Diario de Teruel

Domingo, 21 Noviembre 2010

REPORTAJE

“¡Pase adentro que lo aso!”

F.J.M. / Teruel



Casimiro Oquendo, el fogonero de una de las locomotoras del tren pagador en 1946. DIARIO DE TERUEL
“¡Pase adentro que lo aso!”. Es la frase que más viva tiene en el recuerdo Casimiro Oquendo, el fogonero de una de las dos máquinas del tren pagador de Renfe que fue asaltado por los maquis el 7 de julio de 1946. A sus casi 91 años es el único testigo de aquellos hechos que sigue vivo, al menos que se tenga constancia. Ha perdido mucha vista, pero la memoria la conserva intacta a pesar de su edad, y aquel asalto de la guerrilla antifranquista lo recuerda como si hubiera ocurrido ayer mismo. “Me acuerdo porque un asalto así no es normal que te ocurra”, comenta.

Fue un conocido quien contó a Casimiro hace un par de semanas que había aparecido en la prensa otra vez la historia del asalto al tren pagador a raíz de la proyección de Torrepartida, de Pedro Lazaga, dentro del ciclo Amantes de Cine, en la que se recrea esta acción guerrillera de los maquis. “Si yo estuve allí”, dice que comentó.

Casimiro ha contado pocas veces esta historia. Incluso sus hijos se enteraron hace apenas quince años de su existencia cuando una vez que salieron a relucir los maquis les dijo que él iba en ese tren. “En los últimos años es cuando nos lo ha contado, porque antes no hablaba de eso”, explica Pilar Oquendo.
“En aquellos años había que santiguarse para que no te tocara”, comenta el anciano al recordar los continuos sabotajes que sufrían los trenes a lo largo de la línea y las bombas que colocaban los guerrilleros en las vías para que descarrilaran las locomotoras al pisarlas.

“Era peligroso, un oficio de riesgo”, asegura este verano maquinista que estuvo 43 años al servicio de Renfe después de que entrara como peón en la compañía ferroviaria a la edad de 19. En 1946 tenía 26 años, era fogonero y fue de los primeros que al llegar aquel 7 de julio a Caudé en el tren pagador se topó con los maquis.

Hoy, al contarlo, se ríe y vive el recuerdo como una anécdota, pero reconoce que cuando ocurrió, todos sin excepción pasaron miedo. Era domingo de Vaquilla y Casimiro estaba contento porque siempre ha sido muy aficionado a los ensogados y ese día le había tocado trabajar de reserva en el turno de mañana, con lo cual por la tarde podía ir a la plaza de toros.

No podía imaginar entonces la aventura que iba a vivir cuando al maquinista Agustín Esteban y a él le encargaron que hicieran la doble del tren pagador de Renfe que había pasado la noche en Teruel.


Torrepartida. Pedro Lazaga 1956. Rodada en Teruel y Escandon